domingo, 7 de septiembre de 2014

Entrégate Capitulo 1




                                                  CAPITULO 1


Tengo que ponerme a escribir. Tengo que hacerlo, lo sé. Sólo un poco más de Facebook y estaré listo para encarar la temida página en blanco. «Ánimo, Jaejoong», me dice mi amigo Junsu. Pobre... También por él debo retomar el blog y hacer lo mío. Es increíble que siendo sexólogo diplomado tenga que trabajar con una maleta roja en reuniones de tuppersex para ganarse la vida. Bendita pagina que nos ha salvado a ambos, y en más de un sentido.
Marco un «me gusta» porque realmente me gusta que se preocupe por mí, a pesar de que ya han pasado dos meses desde aquel fatídico día. «¡Desaparecido! ¿En qué andas, Jaejoong?»
Es evidente que mi primo Heechul no se ha enterado de nada o, si lo ha hecho, ya lo ha olvidado. Vive en las nubes ese hombre. Igual le pongo un «like» por la intención. Ah, qué preciosa frase: «Ayer fue historia. Mañana es un misterio. Y hoy es un regalo, por eso se llama presente».
Más cierto imposible, pero una cosa es leerlo y otra muy diferente es saber qué hacer con ello. Me gusta, me gusta mucho. De alguna forma me ha calado hondo. Tiene sentido para mí, aunque cuando cada noche intento conciliar el sueño, el ayer se hace presente y el futuro me llena de miedo. Y luego, decenas de felicitaciones de cumpleaños. Les respondo a todos en un solo posteo: «Gracias por recordarlo».

Nada más que eso. Ni que lo he pasado genial ni nada, porque sólo miento cuando se hace imprescindible, y en el mundo real. Virtualmente se han acordado muchos, pero no tengo ni idea de cuántos se han interesado lo suficiente como para llamarme. Y la verdad sea dicha, no puede importarme menos. Haber perdido el maldito móvil finalmente ha sido una bendición. Servirá para hacer borrón y cuenta nueva. Nuevo aparato, nuevo número... ¿Nueva vida? Quizá, pero por ahora sólo puedo pensar en que el destino es un sádico sin remedio, porque a mis veintiséis recién cumplidos he tenido que volver a vivir con mi madre. Aun así, prefiero la nueva y no la anterior. Es una vida de mierda, soy consciente de eso.

Soy un hombre adulto que está durmiendo en la misma cama que a los trece años, con ositos incluidos. Pero la anterior era una farsa. Mi vida antes del desastre estaba cogida con alfileres. Cierto que eran de los bonitos, de esos que tienen cabezas de colores, pero se han deslizado demasiado rápido y todo se ha soltado. Me he quedado en pelotas de un día para otro y, a pesar de ello, él Jaejoong Optimista que habita en lo más profundo de mí me dice que es lo mejor. Me resulta difícil de creer que encerrarme a fumar armada de aerosoles quita olores sea algo bueno, o que no poder andar descalzo sin recibir una reprimenda sea un premio. Soy como una página en blanco y por un momento el terror se apodera de mí. ¿Podré salir del paso esta vez? Apago mi ordenador; ya dejaré la columna para cuando esté inspirado.
Eso puede esperar. Lo que no puedo hacer es quedarme inmóvil para siempre. Tengo que moverme, aunque sea sólo por dentro. Tengo que salir del letargo, tengo que comenzar a vivir. Porque ésta es mi vida, al menos por ahora. No tengo móvil, no tengo casa, no tengo trabajo, ya no tengo un pececito latiendo dentro de mí, y definitivamente no tengo marido.
Estoy desnudo. Pero por alguna razón, por extraño que parezca, por horrible que suene, le presto mis oídos al Jaejoong Optimista y sonrío al pensar que lo mejor está por venir. El día en que todo acabó, amaneció nublado. «Hum, mal presagio», me dije. El test de embarazo parecía palpitar en mi bolso, delatándome. No era la primera vez que me hacía uno y tampoco era la primera vez que el positivo podía terminar siendo precisamente lo contrario. En aquella otra ocasión, el resultado me cambió la vida de una forma tan radical que luego continué dando tumbos durante mucho tiempo. Y presentía que esta vez no sería distinto. Siete años atrás, cuando mi trompa estalló, lo único en lo que podía pensar era en que el dolor cesara. Mi luna de miel fue una pesadilla de jeringas y batas blancas. Regresé a mi vida con un ovario menos y un marido que estaba de más. Lo del ovario no me importaba. Tenía uno sano, ¿para qué quería otro lleno de quistes y con la trompa de Falopio detonada? Lo del marido, en cambio, me trastornó toda la vida. Si hubiese sabido que el embarazo se malograría, jamás me hubiese casado con Yuu. No es que no lo quisiera entonces. El problema es que no lo quería lo suficiente.

Mi amigo Junsu intentó convencerme de que no lo hiciera, pero no le hice caso. Hasta el momento me había dejado llevar por los acontecimientos, y no había motivo alguno para cambiar de tesitura. Yuu era mi novio de toda la vida, mi primer hombre. Yo era un tonto que había olvidado tomar la píldora. Listo, el final estaba cantado. Me negué rotundamente a hacerle eso a mi madre, que ya llevaba suficientes vergüenzas a cuestas, y yo le había agregado la de un hijo de diecinueve años que se había embarazado por accidente.
—Pero tú no lo quieres, Jaejoong —me dijo Junsu sosteniéndome la mirada. Estábamos en Zara, buscando un traje decente para la ceremonia civil, que iba a ser la única. Yuu era judío, ateo y socialista; como para boda religiosa estábamos nosotros. Ni iglesia, ni sinagoga. Ni siquiera parientes deseándonos felicidad. Seríamos él, yo y los testigos que la ley exigía. Y a uno de ellos ni siquiera lo conocía.
—Sí lo quiero, Su —repliqué, sin darle el gusto de que leyera en mis ojos que tenía razón.
—Jaejoong, que no nací ayer. Continúa mirándote al espejo mientras te crees tus propias mentiras.
—¿Así que sabes más que yo sobre mis propios sentimientos? Amigo, estoy embarazado y me voy a casar. Y seré muy feliz con Yuu. Él era implacable. No desistía jamás.
—Sí, claro. Te casarás, tendrás al bebé, pero que no lo amas es una verdad tan grande como una casa, Jaejoong. Yuu no es el hombre indicado para tu... sensibilidad. Ni siquiera te ha hecho acabar una sola vez.
—¡Junsu! —exclamé irritado.
No me importaba hablar de esos temas, pero no quería que todo el mundo se enterara de que era un frígido sin remedio.
—¿Acaso estoy mintiendo?
—¿Puedes cerrar el pico? —pregunté, abriendo los ojos como platos para que se diera cuenta de que no me sentía cómodo hablando de eso en ese momento y en ese lugar.
—No —me contestó, pero bajó un poco la voz cuando me dijo—: Y sé que estás pensando que no acabas porque eres frígido, aunque ya me he cansado de explicarte que no acabas porque él no te excita, y porque no estás enamorado de ese hombre.
—Estoy enamorado de «ese hombre». Y cuando realmente tengamos tiempo, cuando no tengamos que hacerlo a escondidas en los descansillos de las escaleras, lo lograré, te lo aseguro.
—Ay, Kim Jaejoong, eres más ingenuo de lo que creía. Si ahora, que se supone que estáis en pleno enamoramiento, que se supone que os derretís el uno por el otro, no logras un orgasmo..., ¿qué carajo te hace pensar que después será mejor? Ni siquiera te gusta, pero eres tan terco que sé que no lo admitirás jamás.
Se equivocaba. Por supuesto que tuve que admitírselo. Antes de casarnos no lograba terminar. Después no podía ni empezar. No deseaba a Yuu. Y Junsu tenía razón: ni siquiera me gustaba. Con el tiempo, todo se puso peor, porque me provocaba bastante irritación hasta el simple hecho de dormir con él y tener que inventar excusas para evitar el sexo. Dolores de cabeza, misteriosos virus contagiosos del universo. Como cuando era pequeño, acercaba el termómetro a la luz para fingir que tenía fiebre y no exponerme a los patéticos intentos de Yuu de darme placer. Cuando no lograba escapar, simplemente me despersonalizaba. «No soy yo, no soy yo, no soy yo», repetía como un mantra, mientras me concentraba en una manchita de humedad que había comenzado a aparecer en el techo, o en la lista de la compra del día siguiente. O simplemente me ponía a contar. «Diez, nueve... falta poco... ocho, siete... llegó la hora de fingir... seis, cinco... de veras soy buen actor... cuatro, tres... ya termina esta tortura... dos, uno... Fuera.»
Me desembarazaba del cuerpo inerte de Yuu, así como mi cuerpo se había desembarazado del de su hijo, sin que mediara intención por mi parte.
—La naturaleza es sabia —había dicho mi madre.
Sólo eso. Ni una palabra de consuelo, ni un poquito de empatía. Nada, como siempre. De todos modos, no necesitaba su compasión, porque realmente no lo sentí. Quizá lo único que lamenté fue que el desenlace se produjera después de la boda y no antes... Vamos, Jaejoong, ¿a quién quieres engañar? No tenías los huevos suficientes para cancelarlo todo. ¿Podía echarles la culpa por haber errado tanto?
Años aletargado. Ésa es la palabra, «aletargado». No suena bien, pero vivirlo resultó peor aún. No lo sé, tal vez esté exagerando. En realidad lo arreglamos de un modo bastante sencillo. Yuu se consiguió una amante fija y varios de turno. Yo también lo intenté, pero los besos prohibidos y las caricias robadas no eran lo mío. Siempre supe que necesitaba confiar mucho en alguien para lograr soltarme. Una relación de sexo casual jamás iba a ser el marco ideal para eso. Era muy extraño lo que me pasaba. Todo el mundo me tildaba de egoísta. Mi madre me lo decía siempre, Yuu me lo hacía sentir todo el tiempo y mis amigos no se quedaban atrás. Todos por distintos motivos coincidían en lo mismo: «¡Qué egoísta es Jaejoong!». Todos me reclamaban algo de una forma u otra, sintiéndose merecedores de mi atención, de mis cuidados, de mis desvelos. Y yo me las arreglaba para mantenerme ajeno a las críticas y a ellos mismos.

Jamás entraba en polémicas y nunca me mostraba alterado por nada. Estaba en este mundo, pero no pertenecía a él. Era medio hijo, medio amigo. Había una parte de mí a la que todos podían acceder y otra parte que ni yo podía tocar. Me asustaba ese Jaejoong. Temía despertarlo. Me cuidé especialmente de ello durante muchísimo tiempo y logré mantenerlo a raya. Mi gesto más común era de asentimiento, mientras por dentro bullían cosas que me esforzaba por controlar. Cuestionaba todo menos lo que se relacionaba con eso. Ponía fuera lo que se estaba gestando dentro de mí y amenazaba con desbordarme. Hacía muchas preguntas, pero ninguna iba dirigida a mí mismo. Es que toda la vida he querido ser periodista. Cuando era pequeñito me calaba las gafas de mi abuelo y, con la regla grande, la que tiene forma de T, me acercaba al mapa que él tenía en su estudio. Cuando todos esperaban que jugara a profesores, yo daba el informe del tiempo anunciando lluvias en los cuatro puntos cardinales. Y luego me sentaba en el amplio escritorio, con los pies colgando, y leía las noticias.
«Zeñorez, cayó el dólar en picado. Zerró a la baja por terzer día conzecutivo», decía, mirando a la cámara, que era el picaporte de la puerta del estudio. En ocasiones, cogía mi cepillo de pelo y jugaba a ser un gran reportero por un momento. Pero cuando realmente explotaba mi corazón, era al imaginar que entrevistaba.
«Hola, Zeré muy directo: ¿Qué tiene para dezirlez a ezoz que dizen que uzted ez hombre?» En mis fantasías siempre hacía preguntas así de incisivas. Con el tiempo, me fui acobardando y comencé a preguntar sólo cosas políticamente correctas, y a decir únicamente lo que sabía que querían oír. Simplemente, me discipliné. Y me odié luego por ello. Me apunté en Psicología primero. Todavía me pregunto por qué. Quizá tuvo que ver con que no me entendía ni yo, o que no me quería ni un poquito. De todas formas, no duré ni un año allí, porque eso no era lo mío. Casarme con Yuu me mostró el camino: ni un solo sacrificio más. Al siguiente año me matriculé en Ciencias de la Comunicación y ya hace dos que me licencié. Lo logré: soy periodista.
Lo soy, pero estoy muy lejos de ser lo que había soñado de pequeño. En primer lugar: no tengo trabajo. Me acaban de despedir del que más se parecía a un empleo relacionado con mi carrera. El mismo día en que supe que estaba nuevamente embarazado, me despidieron de la revista. Y más tarde me enteré de cuán cierto es ese viejo refrán que dice que no hay dos sin tres.


Espero que les agrade esta adaptación a mí en lo particular me gustó mucho el libro subiré seguidos los capítulos ya que lo tengo adelanto sé que es un poco confuso pero más adelante se irán resolviendo las dudas :D no olviden comentar para saber si les esta gustado O/ bye bye ~

5 comentarios:

  1. o.o esta muy interesante pero al final me confundi Dx
    con lo de q esta embarazado de nuevo e,e
    aswdad gracias por compartir espero el siguiente con ansias ^^

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    1. mas a delante se irán resolviendo las dudas :D gracias por comenta O/

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  2. se lee interesante
    esperaré la proxima actu ^^

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  3. Bb -le lanza corazone- es el primer comentario que te dejo c: Tu blog quedó hermoso ...YJ❤... Esta adaptación se ve/lee interesante. También estoy algo confundida, pero seguiré leyendo para saber que le pasó a Jae ��
    Te escribo en el segundo cap Kissuuu~ ��

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  4. Esmpezando.con.esta historia promete ....estoy con muchas tareas ...pero escapandome para leer un ratito ^~^ gracias por compartir esta historia con nosotras *~*:-D

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