Capítulo 6
—¿Qué
ha hecho ese hombre conmigo, Momo? —le pregunto al loro y él ladea la cabeza y
chilla de forma estridente. Siempre la misma respuesta. No me quejo; si Yuu me
hubiese permitido tener la iguana que deseaba, seguramente me iría peor.
De todas formas, era una pregunta retórica,
pues sé muy bien lo que ha hecho la fiera de ojos cafés: ha despertado al hombre
sensual que vive en mí. Ha despertado a mi propia bestia interior. Y ahora
estoy a su merced...
Poco
importa si lo vuelvo a ver o no, aunque no puedo negar que me encantaría
hacerlo. Y debo admitir que en esta última semana he pasado adrede por la
puerta de Torre Seúl, sólo para ver si lo encontraba. El porcentaje de
posibilidades de verlo otra vez es casi igual a cero, lo sé. Y mi esperanza al
respecto es directamente proporcional a eso. Pero no puedo evitar desear que
ese milagro suceda... Es que ese hombre representa mi ideal físico. Lo supe
desde el primer momento en que lo vi. Me gustan altos. Me gustan fuertes. Y,
definitivamente, me gustan con ojos claros y misteriosos.
Pero
he visto muchos hombres como ése y ninguno me ha afectado de esta manera tan
intensa... Fue un encuentro mágico. Un brevísimo lapso en que el tiempo se
detuvo en la puerta de ese ascensor y todo ocurrió como en un sueño. ¡Bah! En
realidad no sucedió nada fuera del ámbito de mi fértil imaginación. Por
momentos estoy seguro de que él se sintió atraído, pero cuando lo pienso bien,
me doy cuenta de que sólo fue un destello, quizá provocado por la compasión que
le provoqué al verme llorar, algo tan sutil y tan efímero que ni siquiera se
debe de acordar. Pero lo que más me preocupa es esta tendencia a sentirme extrañamente
excitado en otras circunstancias, lo tenga en mente o no. Por ejemplo, la
extraña conversación con el abogado. Al principio me sentí furioso. Luego, las
emociones me desbordaron. Y finalmente, cuando su voz se suavizó, comencé a
sentirme inquieto. Lo peor fue cuando me dijo: «Ha sido un placer». En ese
momento, mi cuerpo se encendió. O, mejor dicho, se incendió. Colgué de golpe. Y
aún estoy sorprendido.
No
acostumbro a salirme de mi eje de esa forma y mucho menos por una frase tan
simple, totalmente despojada de carga erótica. Jamás me pasa algo así. O no me
pasaba hasta que la fiera de ojos cafés me atrapó con su mirada y despertó la
lujuria que se encontraba dormida dentro de mí. Me desconozco. Y no estoy
seguro de que me guste este nuevo Jaejoong, desinhibido y anhelante. Tengo la
sensación de que me llevará por un camino del que no sé si habrá retorno. Un
camino misterioso e incierto.
¿Habrá
un hombre apuesto, de increíble mirada café y un magnetismo sexual inexorable
en mi destino? ¿O el futuro tiene más soledad reservada para mí? Me hago las
mismas preguntas esta tarde, en el consultorio, a petición de Changmin. No sé
las respuestas y se lo digo.
—No
tengo una bola de cristal. No puedo saberlo.
—Así
es. Nadie sabe qué le deparará el futuro, Jaejoong. No te estás haciendo las
preguntas correctas. Desandemos un poco el camino y hagamos otras preguntas. ¿A
qué le tienes miedo?, por ejemplo.
—Hum.
No sé. Bueno, sí lo sé. Le tengo miedo a mi madre. No a ella, si no a continuar
viviendo con ella más tiempo.
—Ajá.
Tienes miedo de que tu madre descubra que tiene el nuevo Jaejoong en su casa, y
no al antiguo —afirma.
—Quizá...
—Y
tienes terror a molestarla con tus deseos, tus necesidades, tus imperfecciones.
—Changmin,
es su casa. Yo la estoy invadiendo, lo menos que puedo hacer es mostrarme un
poco complaciente... —le digo y al instante me doy cuenta de que en realidad
estoy siendo complaciente conmigo mismo, no con ella. No quiero salirme de mi
zona de comodidad, porque tengo una tendencia a creer que lo que conozco es
mejor que lo que no. Aunque sé que con eso me pierdo también lo bueno que
estaría por venir. Él parece percibir que estoy a punto de entenderlo, de que
me estoy dando cuenta, atando cabos. Permanece en silencio, anotando, dejando
que mi inconsciente haga su trabajo. Luego, me mira de golpe y alza las cejas.
—¿Listo
para hablarme más de la bestia?
—¿De
la fiera de ojos cafés? —pregunto, con los ojos abiertos como platos.
—No,
de la que él despertó dentro de ti.
Joder.
Quiere que le hable de Jaejoong el lujurioso... No quiero. La bestia duerme y
no tengo ganas de despertarla.
—Prefiero
hablarte de mis alucinaciones y no de mis delirios.
—Háblame
de ambos —me pide. Vacilo. Tengo un loco corte de pelo y hablo como un trastornado.
Bueno, estoy en el lugar indicado para comportarme así.
—La
mirada de ese hombre me persigue en los espejos, Changmin. Cada vez que pienso
en él, me pasan cosas...
—¿Qué
cosas?
—Mariposas
en el estómago. Me siento como... débil. Sí, es eso. Me falta el aire, se me
aflojan las piernas. Hasta me zumban los oídos.
—Un
horror —afirma sonriendo.
—¡Sí!
—exclamo.
—Pero
te gusta.
Abro
y cierro la boca. Me gusta. Es verdad.
—Me
gusta sentirme así —admito—. Lo que no me gusta es no tener control sobre ello...
—Ése
es el precio, Jaejoong. Lo que sientes es involuntario, pero lo que me interesa
es saber por qué te tiene tan perturbado.
—Porque
tengo miedo de convertirme en un libertino, en un hombre hedonista, esclavo de
sus sentidos, por eso —le respondo al instante
— No
quiero ser así, Changmin.
—¿Y
qué te hace pensar que tu descontrol sea tan intenso? —me pregunta sonriendo.
—No
lo sé. Lo del abogado, por ejemplo. Fue increíblemente odioso. Un soberbio como
pocos. No obstante, su voz profunda casi me seduce. Y cuando me dijo «Ha sido
un placer», me sentí... inquieto.
—Te
excitaste.
—Yo
no diría eso... Bueno, sí. Un poco. ¡Fue una reacción totalmente fuera de
contexto! El hombre no fue nada amable. Sólo al final, cuando se me escapó un
sollozo, me pareció casi humano.
Pero
cuando dijo esas palabras... ¡uf! —digo, abanicándome.
No
sé por qué, pero no me siento nada incómodo al hablar con Changmin de esto.
—Jaejoong,
todo el mundo tiene ideas fijas a tu edad. Yo no me preocuparía... Tú mismo vas
a descubrir tus límites y lo que te hace sentir bien. Y vas a ir tras ello.
«Vas
a ir tras ello.» Esas palabras retumban en mi mente aun cuando ya han
transcurrido varias horas de la sesión de hoy.
Estoy esperando a Junsu en un bar del centro
para ir a una disco a bailar.
Mi
madre frunció la boca en un gesto de disgusto cuando se lo dije, pero no le
hice caso. Y aquí estoy, buscando otra pieza del rompecabezas que es mi vida,
que sólo me puede brindar mi experimentado amigo.
—¡Amor
a primera vista! —me dice Junsu, riendo. Él lo desdramatiza todo y me aporta la
cuota de sensatez que necesito, con el toque exacto de dulzura. Es tan
simpático. Es un encanto de hombre, alto, blanco y atrevido. Las reuniones de
tuppersex se le dan de maravilla. La maleta roja combina perfectamente con su estilo
personal. Su osadía y desenfado, junto con su astucia para los negocios, hacen
que este negocio sea un verdadero éxito. No puedo decir lo mismo de su vida personal,
pues con frecuencia se encuentra solo... Aunque si lo pienso bien, creo que es
porque él lo quiere así. No desea comprometerse, porque las veces que lo ha
hecho, ha metido la pata. Es increíble, pero tiene una tendencia incontrolable
a ser infiel. Él y yo somos muy distintos, sin embargo nos llevamos
sorprendentemente bien.
—¿Amor
a primera vista? ¿Existe eso?
—Por
supuesto.
—Entonces
estoy jodido, porque no volveré a encontrármelo.
—¡Quién
sabe! El destino tiene formas insospechadas de unir dos almas gemelas. Lo
semejante atrae a lo semejante, no lo olvides —me dice con un guiño.
—Ay,
Su. Me resulta tan extraño oírte hablar de amor y de almas gemelas. Te
desconozco. ¿Qué ha hecho tu Yoochun contigo? ¿Terapia de cama, abundante e
intensa? —le digo riendo.
—No
soltaré palabra. Y no te rías, malvado.
—Escucha,
lo que me dices no explica por qué me sentí tan excitado cuando el asqueroso
abogado que me recomendó Changmin me dijo esa frase a modo de despedida.
—Es
que el demonio ojicafé te ha desnudado, Jaejoong. Has quedado en carne viva,
totalmente expuesto, sensible a cualquier estímulo que tu acalorada mente
interprete como sexual. Es muy simple: hace casi tres meses que te separaste y
ya es hora de dejar el celibato. Así que lo buscas y te lo comes.
—
¿Al abogado? —pregunto asombrado.
—¡Al
de los ojos cafés, Jaejoong! —me dice, poniendo los suyos en blanco y riendo.
—Ah.
—¡Como si fuese tan fácil! Es más sencillo zamparme al abogado..
.—.
¿Y cómo lo encuentro, sabelotodo?
—Él
te encontrará, querido. Yo creo que lo has impresionado lo suficiente como para
preguntarle a su vecina por el chico que bajó llorando. Y luego, todo es coser
y cantar. Hay un solo Kim Jaejoong en esta ciudad y ése eres tú.
Lo
miro con desconfianza. Es demasiado optimista, me parece. En fin...
La
noche es joven, nosotras también lo somos y ha llegado la hora de pasarlo tan
bien como nos merecemos. ¡A bailar se ha dicho!
Nos
ponemos en marcha sin sospechar que no todo saldría tan bien como lo habíamos
planeado, pues un encuentro fortuito haría que la que se presentaba como
maravillosa, terminara siendo una noche para el olvido.
¿Que pasara para que esa noche se convierta en un fiasco? O.O descubranlo en el próximo capitulo a la misma hora por el mismo canal(?) XD ok no jajaja gracias por leer y comentar ^^/ nos vemos en la próxima actualización bye bye~
aja!!! se ha despertado la bestia lujuriosa en JaeJoong!!! muahahahaha XD
ResponderEliminarjajajaja me encanta Changmin psicologo ^^
uuuupa Junsu tienes a Yoochun como tu psicologo? no me quiero imaginar esas sesiones jijijiji
ay no!!! que habrá pasado para esa noche no terminará tan bien?
ahhh minie es un buen psicólogo xD
ResponderEliminarwaa un encuentro fortuito umm interesante espero el sig con ansias
ya quiero q esos dos tengan su noche de pasion xD
gracias x la actu!!
Jae si supieta q el odioso abogado y rl sexy moreno q vio y le encanto son la misma persona **ahora se va a divertir :) esta muy bueno amigaaaaa muchas gracias por adaptarlo y compartirnoslo.
ResponderEliminarAbogado odiosooo ...= a sexy moreno que no.sacas de tus pensamientos ...esta super enserio se esta poniendo mas inreresante me gustaaa ,gracias por compartirlo y por tu tiempo en ello
ResponderEliminar